Edgardo Valenzuela jamás pensó que las 30 cajas de madera que se adjudicó en un remate en Rancagua en 1970, podían contener uno de los testimonios más significativos de la historia de Sewell, el campamento minero de la mina El Teniente que inició su actividad en 1905 y donde mucha historia se fraguó. Tres mil negativos de vidrio, obtenidos en su mayoría desde el lente del fotógrafo Nicanor Ríos Cabrera, veían la luz después de décadas de encierro, y se convierten hoy en un testimonio visual único de la vida de los trabajadores del campamento, su trabajo y las actividades culturales y recreativas.