Rosa Elena Pontoriero, nacida en San Juan, es una destacada escritora y pintora. Formada como maestra en Capital Federal, ha sido una figura clave en la vida literaria de la provincia. A lo largo de los años, presidió la Asociación SALAC (Sociedad Argentina de Letras, Artes y Ciencias) junto a su gran amigo Jorge Leonidas Escudero, conocido cariñosamente como "Chiquito". Su obra “Jazz y yo” le valió el primer premio en la categoría Literatura Juvenil del concurso San Juan Escribe.
“He sido distinguida con el primer premio en el concurso San Juan Escribe Jorge Leonidas Escudero, auspiciado por la Legislatura de San Juan”, afirmó Pontoriero. “Es un honor que este certamen esté dedicado a Chiquito, gran amigo mío y una persona a la que le debo el honor de haber podido crear SALAC (Sociedad Argentina de Letras, Artes y Ciencias) acá en la provincia de San Juan. En realidad, el mérito era suyo, fue él quien me pidió generosamente que fuese yo quien lo organizara. Y allí comenzó esta casi media parte de mi vida dedicada a juntar a más de cien personas vinculadas a las letras, las ciencias, las artes. La asociación, que existió durante muchos años, tuvo que finalizar hace dos años debido a razones obvias”, relató Rosa.
Su pasión por la escritura comenzó desde pequeña. A los cinco años, Pontoriero fue testigo del devastador terremoto de 1944, experiencia que marcó su vida y que, aún hoy, la acompaña en sus recuerdos más profundos. Tras el sismo, su familia se trasladó a Buenos Aires, donde completó sus estudios. “Mi educación estuvo desde jardín hasta maestra en un Instituto de Monjas que se llamaba Inmaculada Concepción de María. Allí ya dando mis clases para graduarme de maestra comenzó la pasión por la escritura donde en todas las fiestas que se realizaban en honor a nuestros grandes seres de la argentina, siempre Rosa Pontoriero era la que tenía que leer lo que había escrito”. Sus primeros recuerdos de escritura incluyen las famosas composiciones de primaria, donde temas sencillos como “La vaca” o “Un paseo por el parque” ya mostraban su talento.
Tras 17 años en Buenos Aires, regresó a San Juan, su tierra natal. “Yo soy oriunda de Albardón, nací allí, pero la mayor parte de mi vida la transité en la Ciudad de San Juan. Me casé con un porteño y lo traje aquí para mis pagos, para albardón. Nosotros teníamos bodegas y fincas y él era contador y ayudó con las finanzas de la bodega”.
Rosa contó que no pasó por una formación académica formal en artes o literatura, se formó de manera autodidacta, participando en talleres con reconocidos artistas locales como Clarita González, Ricardo Trombino, Fabián Torres y Gabi Nebro.
En 1989 presentó su primer libro, Claves para vivir o dejarse morir, y en 2022 publicó Donde caen los frutos, un libro que narra la historia de sus padres y abuelos italianos, quienes llegaron a la Argentina escapando de las difíciles condiciones que atravesaban en Europa por la guerra.
Es la primera vez que Pontoriero se presenta a una convocatoria de la Legislatura y, al recibir el primer premio en la categoría de cuentos juveniles, expresó: “me siento honrada que esté dedicado a Jorge Leonidas Escudero, mi amigo, el que me hizo entrar y presidir SALAC durante mucho tiempo. Con él tuve una amistad muy entrañable y descubrí realmente lo que era poesía, porque él sí era poeta, vivía como un poeta, hablaba como un poeta, porque habló con su voz única de esta provincia, propia de él y de los cuyanos. Quiero agradecer a la Legislatura, a las personas que me convocaron, a las personas que me eligieron entre las personas que se presentaron a dicho concurso”.
Con respecto a su obra ganadora, Pontoriero explicó que “Jazz y yo” es un relato que revela su yo interior. Lo que comparte en la narración son los sentimientos y experiencias que surge de la relación con su mascota, un gato que fue obsequiado por su nieta tras haber quedado viuda de su segundo esposo. “Me trajo al compañero más exquisito, más amigable y más cariñoso que tengo en estos momentos, casi a mis 87 años por cumplir próximamente”, expresó la escritora.
Por último, comentó: “Él – refiriéndose al gato- está siempre en todo a mi lado, me persigue. Cuento todas estas historias, pero lo esencial es que yo le doy voz al gato creyendo que realmente tenemos conversaciones. Lo que fluye de esas conversaciones es parte de mi vida y de mi esencia. Este gato descubrió mi yo interno, y por eso me parece espectacular que sea dedicado a los jóvenes que atraviesan por estadios tan difíciles en este momento que no se puede parar porque la vida es así, es un cambio continuo, al progreso no se lo para, aunque traiga cosas buenas o cosas malas. Lo que si lamento sobre la literatura es que ya no derramaremos lágrimas sobre la hoja de un libro, sino que talvez lo derramaremos sobre un celular o una computadora, eso es lo que siento que viene para el futuro de la literatura”.