Este primer libro de Óscar Espinoza es un claro intento de reconstruir el refugio del Choapa, de armar un proyecto escritural unitario y, fundamentalmente, de la operación estética para sacar la palabra de su uso común y volverla andamio de la vibración artística.

Lo más arriesgado y lo más valioso de este texto es su deseo de armar un discurso poético propio. Busca que la palabra vibre como un ser nuevo que procura aparecer; y, por añadidura, romper con la planicie del sector. Es un desafío que no siempre se cumple pero, a lo menos, denota un deseo de desborde; valioso, por cierto; ya que sólo hay nueva literatura alejándose de la literatura. Es un texto que contiene promesas, expectativas, y es acumulativo para la obra en desarrollo del autor. Un aleteo fuerte entre la culebra y el colibrí.